LA VOZ

Nada
No recuerdo nada, un silencio propio del mayor de los desiertos, color, solo uno, ese verde cargado de tanta belleza que por si solo se declara inexistente, verde irrepetible, incontable, tan distinto, tan diferente, que imaginarlo ya es pecado.
Nada se parecía a lo sabido, nada es la palabra que con furia se revuelca tratando de ser algo de aquel instante, nada… señal del desamparo, que jamás fue cierto.
Mi cuerpo, ausente, espacio vacío, nada, solo aquel verde, de insolente su majestuosa presencia.
Nada.
En esa imperdonable presencia de la ausencia, con acordes e imperiosa consonancia, asoma, se deja oír, grita con medido respeto; esa voz, su tono, piadoso y emperador, entre disfórico y armónico, de dulce cordura cargado, de tristeza y pidiendo piedad, entre aquel verde y mi ausencia, con la más cálida e irrepetible sinfonía… grita con moderada humildad, y delicada discreción, …ahora no.
Nada.
Repite la voz ese intento, sin dejar espacio entre mi ausencia y la nada,…ahora no.
Figuras que comienzan a alejar aquel verde irrepetible se hacen visibles con sutil lentitud y respeto. Aquel verde que nunca será, comienza a perderse entre la calma y el bullicio, y se hace lugar la duda a miles de preguntas sin su respuesta, quien soy, quien era si no era, quienes aquellos que sus sombras muestran, quienes son si no estaban, y la voz, aquella que gritó en silencio, donde, pero dónde se perdió.? 
Y esa voz, con la mayor de las humildades y la generosidad digna del sabio, llegó y dio una respuesta, su respuesta… Aqui en tu corazón, de donde nunca me quitaste.
Vida.

FERNANDO DI FILIPPO

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